domingo, 6 de marzo de 2016

XIV. DEL ESPÍRITU MUNICIPAL


había la marcada separación que existía entre dos ciudades, las cuales, por vecinas que fuesen formaban siempre dos sociedades completamente distinta. había entre ella una separación mayor  que la distancia que hoy separa dos poblaciones mayor que la frontera que divide dos estados, y era que ni tenia los mismo dioses ni las mismas ceremonias y preces. cada cuidad con arreglo a las exigencias de su misma religión, tenia que ser absolutamente independiente poseyendo su código particular, puesto que cada uno tenia su religión, y que de ella dinamaba la ley, y poseer también su justicia soberana pero no existir otra superior a la de la otra ciudad.
cada ciudad tenia marcado su territorio con una linea de limites sagrados y hasta allí alcanzaba el horizonte de su religión nacional y el poder de sus Dioses; mas allá de estos limites eran los otros dioses que reinaban y otro el culto existente.

XV. RELACIONES ENTRE LAS CIUDADES; LA GUERRA; LA ALIANZA DE LOS DIOSES:  la religión, que ejercía tan grande imperio en la  vida interior de la ciudad, intervenía con igual autoridad en las relaciones que mediaban entre las ciudades.
dos ciudades eran dos asociaciones religiosas que no tenían los mismo Dioses. cuando estaban en guerra no combatían solo los  hombres, si no también los dioses tomaban parte de la lucha.ni fuera del campo de batalla se tiene la menor piedad ni consideración para con el enemigo. si al extranjero no se le reconoce derecho alguno, con mayor razón no se le reconoce cuando se le hace la guerra. no se hacia la guerra solamente a los soldados, si no a toda la población: a los hombres, mujeres, niños y esclavos.
cuando no concluía la guerra por exterminio o sumisión de uno de los dos contendientes, podía terminarse por un tratado de paz; mas para eso no bastaba una convecion o una palabra dada; era necesario un acto religioso.

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